Invisibles
Etiquetas: 100 palabras, amantes, besar, besarse escondidos, beso, concurso, cuento, escondidos, historia., invisibles, metro de santiago, pareja, santiago en 100 palabras, transporte
Desde que tengo uso de razón, me recuerdo observando los ojos de los otros en mi. No sé si fue costumbre o simplemente me gusta exhibirme, yo, como mujer que siente, que sufre, que odia, que llora, que ama, que desea. Este lugar es una herramienta más para consumar mi exhibicionismo, un lugar en donde puedo dejar todo lo que soy y siento y así poder sentirme más liviana. Si quieres, toma esto que dejo y úsalo, quizás te pueda servir...es todo tuyo
Etiquetas: 100 palabras, amantes, besar, besarse escondidos, beso, concurso, cuento, escondidos, historia., invisibles, metro de santiago, pareja, santiago en 100 palabras, transporte
Me quedé parado en la esquina de San Antonio con la Alameda, esperando la ola de multitud, para cruzar la calle. En ese momento, una muchacha me tomó del brazo, al mismo tiempo que me preguntó si me ayudaba. Acepté agradecido. Avanzamos unos 50 metros, sorteando a las personas que venían en sentido contrario y mientras me llevaba a su propio paso, pensé: "que rápido camina la gente, cuando ve".
Etiquetas: 100 palabras, chile, ciego, cuento, santiago
Ya lo he dicho antes y lo vuelvo a decir: me encanta ser mujer, me gusta la feminidad de la que soy dueña, el poder del coqueteo, la independencia, la autonomía, y esa fuerza interior que nos lleva a acciones insospechadas, pero hay algo que detesto y que hace que me odie: las hormonas, esas que se adueñan de mis pensamientos, sentimientos, acciones y pasiones… simplemente me manejan y no hay forma en que las pueda controlar. Llevo años en esto de ser mujer y no encuentro forma de domarlas.
He dicho y hecho cosas impulsada por las pasiones hormonales que han herido a personas, que han traído consecuencias poco positivas o simplemente me han generado un caos con los que me rodean y al final de cuenta me termino arrepintiendo y, créanme, me cuesta dar disculpas o pedir perdón: me duele el orgullo.
No conozco científicamente lo que pasa con nuestro cuerpo con esto de las hormonas pero hay veces en que siento ira, una furia interna que no debiera ser normal o a veces estoy tan feliz que tomo decisiones erróneas de pura pasión.
Lo confieso: soy un títere de mis hormonas pero puedo asegurar que soy la persona que más me odia porque nadie siente el terremoto mental y el arrepentimiento consecutivo que en una persona orgullosa como yo, es nefasto, he ahí la razón del auto-odio… lo bueno es que esto me pasa sólo una ves al mes y me dura una semana.
Etiquetas: ciclo pre menstrual, cuento, hormonas, menstruación, ser mujer, títere
Entre estaciones de conocimiento eufórico levito el cuerpo mientras la mente se encuentra en un desierto que hacía tiempo no visitaba. Nadie conoce la elección de mi madre y a nadie le importa; yo tampoco lo digo porque mi desierto es mas placentero de lo que recordaba o de lo que me gustaría aceptar... El masoquismo mental es uno de mis juegos favoritos por lo que no me cuesta trabajo desprenderme del exterior para que luego mi carta de presentación cambie y se vuelva hacia abajo. Solo pienso en mi desierto y en la agonía de llegar a mi refugio, estar en posición horizontal y volver a tener 7 meses de gestación con mi belleza lisa e imperfecta sintiendo el calor del gigante ciego que no me borrara en la oscuridad porque su estado inconciente no le permitirá verme ni tenerme y entonces yo me sumergiré en mi propia oscuridad y veré mas clara aun la grandeza de mi desierto.
Sin pensar en nada específico encontré lo que buscaba.