Puñaladas en mí
Apenas estacioné el auto, no sé en qué parte fuera de la casa, me bajé, casi como si alguien me empujara desde dentro, no recuerdo si cerré la puerta o no, hice todo medio inconciente, abrí la puerta principal, tiré la cartera mientras corrí a la cocina, saqué el cuchillo que él ocupa para los asados, ese que no le gusta que ocupe para nada más, ese que ni siquiera puedo ocupar yo porque según él el filo se acostumbra a una misma mano y dura más. Siempre he tenido una especie de atracción escondida por los cuchillos: son tan bellos, tan poderosos. Una vez en mis manos, subí corriendo por las escaleras, hacia mi habitación, hacia nuestra habitación.
-Mientras miraba por la ventana de la oficina, a eso de las cuatro de la tarde, sentía que el viento me decía algo, son esas veces cuando miras el efecto que produce el viento en las cosas, los árboles, las hojas, la gente, cuando miras la vida y sientes que te dice algo, algo que a veces no entiendes, pero que sabes que existe.-
Abrí la puerta, ahí estaba nuestra cama tal cual la dejamos en la mañana antes de ir al trabajo, mi corazón latía tan fuerte que comencé a respirar más profundo por miedo a caer desvanecida.
-Cuando salí de la oficina, quise ir a dar una vuelta por algún parque que me encontrara en el camino, fue así como llegué a ese parque, sabía que existía, había pasado por ahí, pero nunca había entrado, tenía esculturas, bien cuidado, una especie de museo dentro, si no fuese por el río y los edificios que lo rodean, se me hubiese olvidado que estaba en Santiago. Caminé observando cada detalle, la gente, los árboles, el pasto. Me llamó la atención una pareja que jugaba, se perseguían, reían, se encontraban, se besaban y se volvían a perseguir.
Al ver su cara sentí que me ardía la nuca, siempre me sucede eso cuando tengo emociones muy fuertes, lo quedé mirando por un par de minutos, no sé si por asegurarme de que fuera él, o por ese placer morboso del masoquismo. Se veía tan contento, parecía un niño, ella también. Recordé las tantas veces que nos besamos, que jugamos casi, casi igual, las risas, el amor, la pasión, recordé las tantas veces que me dijo que me amaba y me miraba a los ojos…jamás pensé en la posibilidad del engaño, nunca!, siempre creí tener una relación estable, con amor, sin mentiras, teníamos sexo del bueno, éramos cómplices, siempre existió la confianza para todo y nuestros amigos nos miraban con admiración.
Ahí estaba él, ella y yo: un triángulo casi perfecto, sólo me quedé un par de segundos más mirando y ese tiempo bastó para darme cuenta que tenía una relación en la nada, en el aire, un invento, una mentira. Di media vuelta, me dirigí al auto con rumbo a nuestra casa, aún no recuerdo por dónde me fui.-
Después de tomar aire y recordar la cara de felicidad de él al estar con ella, después de recordar que él era el hombre que más amaba en el mundo, me lancé sobre la cama y comencé a enterrar el cuchillo en ella, la primera fue con dolor, el resto fue con furia…me gustó sentir la suavidad con la que el filo se hacía paso entre las telas. Mientras enterraba el cuchillo una y otra vez en la cama, lo estaba enterrando también en las tantas veces que hicimos el amor ahí, en las tantas veces que me dijo que me amaba, en nuestros juegos, en nuestra risa, en nuestro amor, en nuestras peleas, en los momentos vividos que pasaron por mi mente, en nuestra vida, en él y en mi. Lo enterraba con rabia, con dolor, con pasión, con odio, con toda mi fuerza; por una milésima de segundo pasó por mi mente una escena terrible y placentera al mismo tiempo: en vez de la cama, era él y luego yo, el rojo intenso de la sangre contrastando con el blanco de las sábanas y nuestros cuerpos en medio…qué bello. Cuando volví a mi realidad tuve que parar, me sentía agotada física y mentalmente. De rodillas en la cama observé mi crimen, ya no se podían distinguir bien los cortes. Ya no sentía odio, ni rabia y recién ahí pude llorar, lloré con toda la pena que pude, lloré de lástima, lloré sola en la casa, lloré por mi y por la vida de mierda que me creé y lloré porque esa iba a ser la última vez que lloraba por amor.
10 Comments:
o_0
nada que decir... bueno,sí.
Es bueno el cuento...
sin embargo es fuerte.
imagino que lo que escribes habla de lo que alguna vez debes haber sentido con alguien.
Fuerte y dificil a la vez...
saludos...
No, agradezco el no haber sentido eso nunca...no de a deveritas por lo menos, la gran parte es mi imaginación, otras cosas...detalles son mios.
Aviso: estoy escribiendo nuevamente, hace mucho tiempo que no lo hacía y siempre quise dedicar parte de mi tiempo a esto, ahora estoy escribiendo cuentos...historias...todos son ficción, todo es mi imaginación, no tienen nada que ver con personas reales. Sí puedo sacar una idea de algo que pasó, pero es sólo la base para crear una historia con respecto a eso. Quiero que se entienda que no son cosas que me pasan a mi...¿tengo que explicar esto? no po' no se debería explicar...se debería entender...¿qué estoy haciendo mal?
no haces nada mal Amiga... solo que tus historias dan la sensacion de ser muy vivenciales... la forma tan personale con la cual comentas, los detalles minimos que identifican tu personalidad...
ese tipo de cosas hacen pensar en vivencias propias...
por eso...
si no supiera que tienes 24 no resultaria dificil creer que eras tu la de "Volver a Verte"
no creo que tu cuento se aleje mucho de la realidad, es buen reflejo de lo que generalmente las frustraciones amorosas suelen ser...
Ta bueno, el raconto es dificil de detallar bien en textos.
Me gusta como escribes.
Me gustan muchas otras cosas mas. Me parece haber estado en ese parque...
Pues bueno, al leerlo volví a sentir aquella sensación... (algo sabes como soy...) y ya he sentido es odio inmenso que nubla, que perturba, que colapsa... y la tranquilidad que se genera de "enterrar el cuchillo"...
Y enterrar ese cuchillo puede ser de mil formas, pero ese cuchillo se entierra cuando no eres capáz de hacerle daño a esa persona, entonces te descargas en otra cosa...muchas veces la gente lo entierra en sí misma (metafóricamente hablando) con tal de no hacerle daño a la persona que ama
Pues ese cuchillo lo he enterrado de múltiples formas... incluyendo enterrandomelo a mi misma y al otro...
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