miércoles, agosto 30, 2006

Decir te amo

Cuando tienes una pareja y llevas un buen tiempo con ella, lo más probable es que los sentimientos comiencen a fluir, te puedes llegar a enamorar de esa persona y pensar que esa persona es el amor de tu vida y que después no existe nada más. Pero qué pasa cuándo llevas muy poco tiempo con él o ella y al final de una conversación llega el momento de despedirte y en vez de decir “te quiero” dices “te amo”...¿qué haces? dices “ups, lo siento, quise decir te quiero” o te quedas en silencio pensando que quizás no fue tu mente la que habló sino tus sentimientos.
Me ha pasado que he dicho “te amo” sin sentirlo y entonces me lo tomo como si nada, ni le doy importancia y si el otro se lo toma en serio, entonces le explico que me confundí, que no es lo que siento de verdad “se me salió”.
Lo fuerte es cuando se te sale ese “te amo” y te das cuenta que de verdad lo sientes, pero que no te habías dado cuenta hasta ese momento y la otra persona te queda mirando con sus dos ojos muy abiertos, pestañando de vez en cuando ¿qué haces en ese momento?, yo me pongo roja de la pura sorpresa ante mis propios sentimientos y me pongo roja de vergüenza también. Vergüenza porque ese sentimiento para mí es difícil, es decir, enamorarte antes de que la otra persona lo haga, me da vergüenza, lo acepto, sí señor! y es que me siento más vulnerable ante el otro, más débil y no me gusta esa sensación. Cada vez que me he enamorado, me aguanto a decirlo hasta que la otra persona lo hace también, antes no. Debo reconocer que eso pasa porque, no me fue nada de bien la primera y única vez que me he declarado...sí, está bien, ha sido una única vez, pero tengan claro que con esa me bastó y sobró.
Entonces: ¿qué pasa cuando sale un “te amo” al poco tiempo de relación? ¿qué pasa cuando no se siente ese “te amo”? o ¿qué pasa cuando sí se siente pero no había conciencia de ello?

lunes, agosto 28, 2006

Amelia, Comenzar de cero


Cuando Amelia decidió ser pareja de Oscar, sabía que esa decisión implicaba dejar muchas cosas atrás, una de esas cosas y la más importante de ellas era su libertad; la libertad de ser una mujer que hacía lo que quería, la libertad de estar con quien ella decidiera sin dar explicaciones a nadie.
Luego de dar la respuesta a esa pregunta, algo cambió en ella: comenzó a sentirse alejada de la escena, se comenzó a ahogar, cuando veía a Oscar, lo veía como alguien lejano y no como alguien que era parte de su vida y de su corazón, le comenzó a faltar el aire y su corazón latía muy lento; tuvo miedo, miedo de dar un paso atrás y hacerle daño a este hombre que no paraba de abrazarla. Cada cierto tiempo él le preguntaba “¿qué te pasa amor, en qué estás pensando?” y ella le respondía “nada...no estoy pensando en nada”. No sabía si decirle de una vez lo que estaba sucediendo en ella o esperar para ver si las cosas cambiaban después de pasar un tiempo juntos...optó por lo segundo.
Esa noche se juntaron con los amigos, bebieron, conversaron, comieron y rieron y Amelia se fue olvidando de su ahogo, no sólo esa noche, si no que todas las otras noches y días que le siguieron.
Amelia siempre estuvo consiente de que llamaba la atención de los hombres y que le iba bien con ellos, por lo que al momento de conocer a Oscar, se dio cuenta que debía dejar de salir con algunos amigos que estaban con ella.
Uno de ellos era con quien más salía y a quien le tenía un gran aprecio, por lo que sentía que debía contarle la situación lo antes posible. Costó un poco ya que estaba dejando de lado a un hombre que la quería y valoraba y con quien se sentía gratamente acompañada y cómoda.
Al otro no tuvo que llamarlo, él la llamó para que se vieran y ella dijo que no, le dio las explicaciones y él entendió.
El tercero también la llamo para invitarla a una fiesta en su casa y cuando ella escuchó su voz a través del teléfono, comenzó a darse cuenta de lo doloroso de dejar a este hombre atrás: él había sido el único hombre con el que sentía que lo tenía todo y al mismo tiempo no tenía nada, con él se sentía llena y vacía, importante e insignificante, con él siempre sentía un profundo vacío después de estar juntos y una infinita alegría cuando la llamaba para verse nuevamente, por eso era difícil dejarlo atrás, porque estaba terminando algo que aún no comenzaba del todo. Amelia sólo respondió que no, así le dio la oportunidad a él para preguntar y tiempo a ella para reafirmar y asegurar su decisión una última vez. El preguntó, ella respondió, luego silencio, un adiós y luego el tono del teléfono. Nunca más volvió a saber de él.
Al mirar hacia atrás Amelia se dio cuenta de lo que había hecho: fue capaz de abandonar aquella libertad que le permitía estar con tres hombres al mismo tiempo y comenzar a vivir la vida sólo con uno.
Cuando Amelia decidió ser pareja de Oscar, sabía que esa decisión implicaba dejar muchas cosas atrás, una de esas cosas y la más importante de ellas era su libertad; la libertad de ser una mujer que hacía lo que quería, la libertad de estar con quien ella decidiera sin dar explicaciones a nadie, pero también implicaba comenzar una nueva vida junto a un hombre que estaba dispuesto a estar sólo para ella y que cuando lo miraba a los ojos, veía entrega, inocencia y un futuro certero, tangible y de verdad.

viernes, agosto 11, 2006

No insistir

Este blog no ha sido actualizado debido a que la dueña se encuentra en un incendio.
Más adelante se publicará otro cuento, vivencia personal "en primera persona" (saliéndose nuevamente del estilo editorial) u otro.
Adelante estudios